A lo largo de la historia del arte son numerosos los ejemplos en los que las Matemáticas están presentes en las composiciones de muchos creadores. Recordemos, por ejemplo, la mayor parte de la producción de M.C.Escher, algunos cuadros de Salvador Dalí, muchas obras del pintor Victor Vasarely, pinturas y esculturas del minimalista norteamericano Sol LeWitt, ciertos diseños de la artista Karen Combs, las casas cúbicas de Piet Blom, las esculturas cúbicas de Bathsheba Grossman, Agustín Ibarrola, Bernard (Tony) Rosenthal, etc.1 En este artículo no pretendemos incrementar el catálogo de obras de arte en las que la influencia de las Matemáticas es manifiesta. Nuestro objetivo es, simplemente, ofrecer algunos ejemplos de cómo se pueden utilizar determinados contenidos de carácter matemático en la primera etapa de la creación artística: LA INSPIRACIÓN.
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