Madrid, España
Desde la aparición del término “pensamiento computacional” hace aproximadamente quince años, se ha consolidado internacionalmente como una tendencia en el mundo educativo preuniversitario. Su imprecisión dificulta la celebración de un debate sobre su papel curricular, algo que se echa especialmente de menos en España. El artículo pretende contribuir a aclarar el significado de “pensamiento computacional” y sus implicaciones educativas. Se ha realizado un análisis cualitativo de contenido, utilizando como materiales primarios las definiciones realizadas por una selección de autores e instituciones destacados. Se han analizado tres aspectos: definición, características y elementos, y ámbito de conocimiento. Se han encontrado dos componentes comunes a las definiciones analizadas: la referencia a una “actividad mental” y la inclusión de habilidades de programación. Sin embargo, difieren en la inclusión de otros elementos, que pueden clasificarse como conocimientos, actitudes o competencias. El artículo debate las consecuencias de una definición basada en una “actividad mental” en lugar de constructos educativos. Se concluye que el debate sobre la educación preuniversitaria de la informática debería basarse en un lenguaje educativo más preciso, así como en los actuales conocimientos de los campos de conocimiento de la pedagogía, la informática y la didáctica de la informática.
The term “computational thinking” emerged fifteen years ago and has world-wide become popular as a tendency in the pre-university educational scope. Its looseness makes difficult to hold a debate on its curricular role, a lack which is especially severe in Spain. The article aims at contributing to clarifying the meaning of “computational thinking” and its educational implications. We conducted a qualitative content analysis, using the definitions provided by a selection of outstanding authors and institutions as primary materials. Three aspects were analyzed: definition, features and elements, and scope of knowledge. We have found two common components: the reference to a “mental activity” and the inclusion of programming skills. However, the definitions differ in the inclusion of other elements, which can be classified as knowledge, attitudes or competences. The article discusses the consequences of a definition based on a “mental activity” rather than educational constructs. We conclude that the debate on pre-university computing education should be based on a more precise terminology, as well as current body of knowledge in pedagogy, computing and didactics of computing.
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