La innovación siempre se ha considerado una forma de mantener la competitividad futura, o alcanzarla en el caso de que no se tenga en la actualidad; cualquier organización sabe que el no incorporar innovaciones, significará la perdida de competitividad y en muchos casos su desaparición.
Entonces, ¿Por qué no todas las organizaciones innovan? Muchas de ellas porque su organización burocratizada no permite ningún cambio (o no pone las condiciones para que se produzcan), otras porque saben que innovar es caro (y no siempre se consigue) y otras porque sencillamente no creen en la innovación.
Cada sector industrial sabe perfectamente cuáles son las innovaciones que se deberían desarrollar, o al menos, las que les permitiría obtener más competitividad. En este contexto, el profesorado universitario participa activamente con sus investigaciones básicas y aplicadas. El conocimiento científico es necesario para innovar y, en este sentido, el profesorado que más conocimiento científico posee colabora con el sector industrial en las innovaciones.
Sin embargo, cuando se trata de innovar en el propio proceso de formación, el profesorado se vuelve un poco torpe. No se sabe muy bien que significa innovar en la formación. Unos dicen que es incorporar Internet, otros que renovar las metodologías y otros utilizar la última tecnología (pizarras electrónicas, “blogs”, “wikis”, redes sociales,…). Existe una dicotomía entre innovación educativa e innovación que, aunque comparte unos mismos principios, no se aplica de forma interna (en la universidad) pero si de forma externa (en la industria).
En este artículo se pretende analizar el fondo y la forma de la innovación educativa en la universidad. Para ello, se parte del análisis de las bases en las que se sustenta la innovación industrial y se proyecta a la innovación educativa. De esta forma, se pretende dar un diagnóstico donde se identifiquen los límites, condicionantes y efectos de la innovación.
The innovation always has been considered to be a way of supporting the future competitiveness, or to reach it, in case it’s not had at present; any organization knows that if it doesn’t incorporate innovations, it will mean the loss of competitiveness and, in many cases, it will disappear.
Then, why not do all organizations innovate? Many of them because their bureaucratized organization doesn’t allow any change (or it doesn’t put the conditions in order to produced the change), others because they know that innovating is expensive (and not always it is obtained) and others because simply they do not believe in the innovation.
Every industrial sector knows perfectly which are the innovations that should develop; or at least, which competitiveness would allow them to obtain more; in this context the university professorship takes part actively with its basic and applied investigations.
Nevertheless, when it’s a question of innovating in the own process of formation, the professorship becomes a bit stubborn, it’s not known very well what it means to innovate in the formation, some people say that it’s incorporates Internet, others that to renew the methodologies and others to use the last technology ( electronics blackboards, blogs, wikis, social networks…) A dichotomy exists among educational innovation and innovation that, though they share the same principles, is not applied of internal form (in the university) but yes of external form (in the industry).
This article tries to analyze the form and content of the educational innovation in the university; for it, it splits of the analysis of the bases in which the industrial innovation is sustained and is projected to the educational innovation; of this form a diagnosis is tried to give where the limits, determining and effects of the innovation are identified.
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