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Resumen de Agentes infecciosos relacionados con la esquizofrenia. Revisión sistemática y meta-análisis

María Isabel Arias Moliz

  • La esquizofrenia es una enfermedad altamente discapacitante y limitante para el paciente, y de la que, hasta el momento, desconocemos sus factores etiológicos. Su diagnóstico es exclusivamente clínico, y los tratamientos existentes no son curativos. A lo largo de la Historia de la Medicina se han intentado relacionar con la etiopatogenia de esta enfermedad diversos tipos de factores (genéticos, ambientales) pero, sin embargo, a pesar de los muchos trabajos publicados, no son demasiadas las conclusiones que se han aportado. En este sentido, muchos autores se han centrado en estudiar la posible asociación entre las infecciones por distintos tipos de microorganismos y el desarrollo de la esquizofrenia. La existencia de esta relación podría permitir que la enfermedad fuese prevenible y curable, ya que tanto la prevención como la terapéutica incidirían sobre factores etiológicos conocidos y tratables. Sin embargo, a pesar de la gran diversidad de trabajos, los resultados han sido, en muchos casos, contradictorios, no habiéndose aportado conclusiones definitivas. Por tanto, consideramos que es necesaria una revisión exhaustiva de esos estudios, que analice, con criterios basados en el método estadístico, si existen o no evidencias de asociación entre las infecciones y la enfermedad.

    La revisión sistemática de la bibliografía puso de manifiesto que los virus han sido los agentes infecciosos en los que más frecuentemente se ha evaluado una posible relación con el desarrollo de esquizofrenia, siendo, especialmente numerosos, los estudios centrados en la familia Herpesviridae, virus de la Enfermedad de Borna y Retrovirus Endógenos Humanos. Entre las bacterias sólo se ha considerado la infección por miembros de la familia Chlamydiaceae; y, entre los parásitos, Toxoplasma gondii y Toxocara spp. No hemos podido encontrar estudios centrados en la posible relación de la enfermedad con la infección fúngica. Entre los virus, el meta-análisis puso de manifiesto la existencia de una relación significativa entre el virus de la Enfermedad de Borna y la esquizofrenia. Esta asociación se evidenció porque la estimación global conjunta de los estudios que detectaron anticuerpos en suero frente al virus fue significativa, mientras que la de los estudios que usaron técnicas de detección del ARN vírico, tanto en biopsias de tejido cerebral como en sangre total, presentó indicios de significación. La infección por Retrovirus Endógeno Humano tipo W también mostró una asociación estadísticamente significativa con la esquizofrenia. En este caso, la asociación se puso de manifiesto tanto en los trabajos que usaron como marcador de infección la detección en suero de antígenos virales, como la detección de ARN en líquido cefalorraquídeo, si bien el número de estudios y de sujetos incluidos fueron escasos, y existió un sesgo de publicación. La detección en sangre de ADN de Chlamydia pneumoniae y Chlamydia psittaci fue significativamente más frecuente entre pacientes esquizofrénicos que entre los sujetos pertenecientes a los grupos control, lo que no ocurrió para Chlamydia trachomatis. No obstante, debido al escaso número de estudios que pudieron ser incluidos en el meta-análisis, no podemos afirmar, de forma fehaciente, que la infección por estas bacterias sea un factor relacionado con la enfermedad psiquiátrica. Existió, según nuestra metodología, una asociación estadísticamente significativa entre la esquizofrenia y la parasitación por Toxoplasma gondii, a pesar de la existencia de un sesgo de publicación. Desde el punto de vista inmunológico, podemos afirmar que la detección de anticuerpos tipo IgG en suero frente al parásito podría ser un factor relacionado significativamente con la esquizofrenia; resultado que no se puede hacer extensible al anticuerpo IgM. Sin embargo, el único trabajo que evaluó la detección de ADN del parásito en biopsia de tejido cerebral, no obtuvo resultados significativos. Con respecto a Toxocara spp., sólo se encontró un trabajo que incluyese a este parásito, obteniendo asociación significativa entre la parasitación, puesta de manifiesto por la detección de anticuerpos en suero, y la enfermedad. Pensamos que, para obtener una conclusión definitiva, es necesario que se desarrollen nuevos estudios prospectivos y comparativos, con un número suficiente de pacientes, que utilicen la combinación de varias técnicas microbiológicas para un mismo sujeto y muestra, valoren si el paciente con esquizofrenia está en fase estable o descompensada de la enfermedad, y analicen simultáneamente sangre, líquido cefalorraquídeo y tejido cerebral mediante técnicas estandarizadas y con una adecuada sensibilidad.


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