Esther García González
Hace varias décadas que se viene promoviendo desde ámbitos sociales, políticos y educativos cambios que nos conduzcan a mejorar las relaciones con nuestro entorno, pues estamos alcanzando situaciones límite con efectos que no podemos obviar (Bybee, 1991).
En este escenario, las universidades tienen una gran responsabilidad, no solo porque son generadoras de conocimiento y por tanto de soluciones, sino porque tienen en su haber la formación de ciudadanos y profesionales que deberán afrontar su ejercicio profesional desde perspectivas sostenibles si queremos poner freno a la emergencia planetaria que padecemos (Barrón, Navarrete, & Ferrer-Balas, 2010). Para ello es imprescindible que las aulas universitarias se impregnen de unas prácticas docentes en sintonía con los principios que promueve el paradigma de la Educación para la Sostenibilidad.
En los últimos años se han dado pasos en las universidades españolas para la integración de la sostenibilidad en el currículo (Tilbury, 2011; Segalàs, Mulder & Ferrer‐Balas, 2012; Murga-Menoyo & Novo, 2015) pero lo cierto es que queda aún camino por recorrer. Gran parte de los trabajos publicados tratan sobre las competencias para la sostenibilidad y su presencia en los planes de estudio universitarios (Wiek, Withycombe & Redman, 2011; Rieckmann, 2012; Aznar, Ull, Piñero & Martínez-Agut, 2013; Cebrián & Junyent, 2014; Murga-Menoyo, 2014) o su reflejo en la propuesta de contenidos, pero pocos se introducen en las aulas para analizar cómo la propia práctica docente promueve una Educación para la Sostenibilidad. Este último aspecto es objeto central de este trabajo de investigación. Desde nuestra perspectiva “el medio es el mensaje” y, en este sentido, integrar las competencias en sostenibilidad como finalidad del proceso educativo debe, necesariamente, tener un claro reflejo en la práctica del aula, es decir, “predicar con el ejemplo”. Las estrategias metodológicas han de estar en sintonía con los principios que quiere promover la sostenibilidad: principio ético, holístico, de complejidad, glocalización, transversalidad, y de responsabilidad social universitaria (C.A.D.E.P.-C.R.U.E., 2012).
La finalidad de esta investigación es conocer cómo a través de la forma de hacer -metodología docente-, se puede educar para la sostenibilidad. El análisis de los diferentes elementos implicados y sus interacciones, permite extraer una imagen del aula y la potencialidad de la metodología para incidir en una formación de los estudiantes coherente con los principios de la sostenibilidad.
Nos hemos aproximado al objeto de estudio desde las dos dimensiones que configuran la metodología del aula, planificación e intervención; la una, el diseño, se refleja en la otra, la práctica. La actuación de los profesores en sus aulas tiene que ver con la integración de las ideas, principios y elementos de sus diseños.
Para ello, hemos diseñado una investigación cualitativa, a través de un estudio de casos múltiple. Para el análisis dela información hemos elaborado una herramienta de análisis metodológico desde la sostenibilidad (HAMS), construida desde los referentes teóricos, que ha sido sometida a juicio por parte de expertos y a un continuo contraste con los datos. La perspectiva cualitativa caracteriza un proceso de investigación coherente con los supuestos teóricos en que se sustenta (González Morales, 2003) y el estudio de caso analiza los fenómenos en los contextos en los cuales se producen (Stake, 1998).
Hemos seleccionado tres casos de estudio, tres profesores de la Universidad de Cádiz, que trabajan en tres áreas de conocimiento diferentes. Uno en la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, otro en la Facultad de Económicas y otro en la Facultad de Ciencias de la Educación.
La elección de los mismos se ha hecho en base a criterios de proximidad, disponibilidad de los mismos e interés de los casos para la investigación, información que obtuvimos de un estudio exploratorio previo.
Los resultados obtenidos y el análisis realizado reflejan tres realidades diversas que conviven en un mismo espacio, tres perfiles metodológicos que contribuyen de diversa forma a la inclusión de la sostenibilidad en la Universidad de Cádiz. Estos perfiles nos indican que no todos los profesores de nuestra universidad están familiarizados con formas de hacer que promuevan la Educación para la Sostenibilidad. El ámbito de Ciencias de la Educación es el que más favorece la inclusión de la Sostenibilidad en las aulas universitarias y el de Ciencias Ambientales el que menos. Sería necesario acercarnos al perfil formativo de los profesores de estos ámbitos para quizás encontrar respuestas a esta realidad. Lo que sí ha quedado patente, para los tres casos, es que la intención, lo declarativo, supera a la realidad práctica, la integración entre pensamiento y acción no es total.
Los perfiles detectados atienden estrictamente a los datos analizados, son un análisis de una foto fija que hemos realizado durante el periodo de investigación. Sin embargo, si los analizamos desde una óptica compleja, entendemos que estos procesos están sometidos a continuos cambios y, por tanto, evoluciones o regresiones.
A modo de cierre, este estudio ha servido como primer avance sobre el estado de la sostenibilidad en la Universidad de Cádiz en diversas áreas de conocimiento. La perspectiva desde la que está diseñado ha permitido que salgan a la luz experiencias educativas en las que ya se está trabajando la sostenibilidad en nuestra universidad, que quizá de otra forma habrían pasado inadvertidas. Sin embargo, también deja manifiesta la necesidad de seguir avanzando hacia escenarios donde la sostenibilidad esté más integrada. Esta mayor integración requiere la participación de la comunidad universitaria, es esta la que debe impulsar y ejecutar los cambios, liderada por los profesionales de la educación, por los profesores universitarios. La participación debe fundamentarse en procesos reflexivos y críticos que puedan conducir a la transformación profunda de los paradigmas educativos existentes (Cebrián, Grace, & Humphris, 2013), unos procesos que co-impliquen y armonicen los cambios necesarios en las formas de hacer en el aula con una evolución hacia la construcción compleja de la idea de sostenibilidad. En este sentido la investigación también aporta una herramienta (HAMS) que puede servir como punto de partida para emprender procesos de sostenibilización en el contexto universitario.
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