Rafael Alejandro Alonso Conde
El suelo se define como la parte más externa de la corteza terrestre con un sistema de interacción entre tres fases bien definidas: una fase sólida, constituida por materia mineral y orgánica, una fase líquida y una fase gaseosa o atmósfera del suelo. La porción inorgánica influye en la disponibilidad de nutrientes, aireación y retención de agua. La materia orgánica que compone el suelo procede de la actividad de los distintos organismos vivos del suelo. La aplicación de enmiendas en suelos vitícolas cambian las propiedades físico-químicas de este modificando la población microbiana edáfica.
El análisis mineralógico mediante difracción de rayos X determina contenidos en cuarzo entre 4,0-16,4 por ciento, de carbonatos como la calcita entre 11,2-39,6 por ciento y dolomita de entre 8,5-42,9 por ciento. El contenido de arcillas se observa entorno al 36,1-50,1 por ciento. El agua disponible para la vid en parcelas arenosas es 19 ml/kg, en arcillosas 23 ml/kg y en calizas 14 ml/kg. El agua disponible en parcelas arenosas fluctúa considerablemente debido a que la aplicación de enmiendas orgánicas potencia la retención hídrica. Los valores de pH observados tienden a la alcalinidad, con valores entre 7,84 y 9,58.
Los valores promedio de recuento de bacterias heterótrofas son significativamente mayores en lloro, respecto a maduración y reposo. En el caso de levaduras y hongos filamentosos, los valores promedio son significativamente mayores en reposo. La población de levaduras presenta un mayor recuento en suelos calizos que en arenosos. Los concentración de microorganismos de interés agrícola, bacterias fijadoras de nitrógeno y movilizadoras de fósforo, aumenta significativamente en lloro y maduración. La concentración de bacterias movilizadoras de potasio únicamente aumenta en lloro. El recuento de bacterias amilolícas muestra un aumento progresivo desde reposo hasta maduración, dónde se observa la máxima concentración posiblemente por el almidón disponible en restos de poda. El recuento de bacterias proteolícicas y actinomicetos se reduce en reposo. El análisis de la fertilidad del suelo se realiza midiendo la respiración inducida por sustrato y análisis enzimático. La respiración en los suelos estudiados varía entre 57,01-356,47 mg de CO2/kg suelo/día. En las parcelas arenosas un pH > 8,9 se reduce la actividad respiratoria se reduce entorno al 40 por ciento. La actividad ß-galactosidasa se mantiene durante todo el estudio en niveles bajos (0,59 mU/g SS), indicando la aplicación de enmiendas libres de contaminantes. La actividad deshidrogenasa se encuentra entorno a 0,02-1,04 mU/g SS y la actividad proteasa estable entre 0,5-1,0 mU/g SS. La fosfatasa alcalina con un valor promedio de 0,8 mU/g SS.
La diversidad bacteriana del suelo obtenida mediante PCR-DGGE muestra un índice de Shannon entre 0,60 y 2,57 bits. Estos valores fluctúan indicando la diversificación de la comunidad bacteriana para la degradación de los diferentes nutrientes disponible en base a los diferentes estados fisiológicos de la vid. El estudio meta-taxonómico de las EFMV, tanto en madera como en suelo, revela que en el suelo de todas las parcelas analizadas se encuentran especies pertenecientes a la Yesca. También se han detectado especies pertenecientes al género Eutypa en suelos arenosos. En madera contaminada se ha detectado una alta incidencia de Yesca y Eutipiosis, así como hongos fitopatógenos del género Cladosporidium y Alternaria en suelos trabajados en terrazas. La procedencia de las EFMV (Enfermedades de la Madera de la Vid) que se observan actualmente en viñedo proviene de cultivos cercanos o de plantones procedentes de vivero.
En este trabajo se ha desarrollado una técnica para la detección rápida de Cadophora luteo-olivacea en madera con un umbral de detección de 10 pg de ADN fúngico. La técnica no necesita del aislamiento del hongo fitopatógeno y es un método específico para monitorizar el viñedo y anticipar las acciones correctoras pertinentes.
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