Sostienen Maturana y Varela, que es la aparición del lenguaje en el hombre, en un contexto social de coordinaciones conductuales cooperativas, lo que genera el fenómeno inédito - hasta donde sabemos - de lo mental y de la concienca de sí como la experiencia más íntima de los humano, A pesar de la exclusividad de este fenómeno, los autores reconocen en la dinámica social humana una forma más de "acoplamiento estructural". El fenómeno biológico del acoplamiento estructural al medio como condición de existencia, abarca todas las dimensiones de las interacciones celulares.
Organismo, sociedades y ecosistemas pertenecen a una misma clase de meta sistemas, formados por la agregación de unidades, celulares o metacelulares, de cualquier orden, cuyas características esenciales son la capacidad autoorganizativa de producirse a sí mismos y la plasticidad estructural. Las iteracciones entre los componentes de dichos metasistemas adquirieron a lo largo de su ontogenia un carácter recurrente, estableciéndose un acoplamiento estructral que permitió el mantenimiento de las individualidades dentro de una nueva cohesión especial. La coherencia y armonía en las relaciones e interacciones, que encuentran en el término "cooperatividad" una descripción útil, se deben, en el desarrollo como individuos de estos metasistemas, a factores genéticos y ontogenéticos que acotan la plasticidad estructural de sus componentes.
El comportamiento social de los seres vivos es estudiado por científicos de variadas especialidades, tales como ecología, psicología, fisiología, zoología o antropología. Aunque sus interese difieran, cada una de estas disciplinas contribuye con su propia filosfía, métodos y pericia. El campo de estudio de la Inteligencia Artificial (IA), cuyo fundamento es la "explicación y emulación del comportamiento inteligente (peracepción - razonamiento - acción) en términos de procesos computacionales", ha colaborado tam
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