El artículo describe el lugar que la nueva ley de educación otorga a la filosofía, así como el que el gremio de profesores de filosofía suele adscribirle, cuestionando la visión hegemónica de la filosofía como sierva de la democracia, a la manera que antaño lo fuera de la teología.
This paper describes the place that Spain’s new education law grants to Philosophy, as well as the place that Philosophy teachers usually ascribe to it. It questions the hegemonic vision of Philosophy as a servant of democracy, in the way that it once was of Theology.
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