Madrid, España
La música y el arte constituyen dos de las formas de comunicación más íntimas y a la vez más universales del ser humano. A través de ellas se pueden descubrir realidades espirituales que ningún otro lenguaje es capaz de expresar en toda su magnitud.
El ritmo es el elemento motor de la música. Históricamente, constituyó, con todo tipo de instrumentos rudimentarios como medio, la primera expresión musical organizada del hombre primitivo. Musicalmente hablando, el ritmo es la expresión de la duración de los sonidos. Por supuesto, así como no todos los sonidos tienen la misma intensidad, tampoco todos los sonidos se prolongan durante un mismo tiempo. Además, el ritmo es el elemento musical clave que se utiliza para distinguir todos los estilos o géneros musicales. El uso de la secuencia rítmica como base de la composición se puede aplicar también a cualquier otra manifestación del arte. Es precisamente esa secuencia rítmica quien proporciona una determinada personalidad a la obra de arte. Los silencios también son ritmos, igual que sucede en el lenguaje hablado. Es necesario recurrir a pausas o silencios que ayuden a la mejor comprensión del texto o de cualquier manifestación artística.
En el arte es posible encontrar relaciones que establecen medidas de unidad, de forma similar al compás musical. Así, de la misma manera que el compás divide una composición en partes de igual duración, estableciendo un orden periódico y regular, en la pintura o en la escultura se pueden establecer proporciones y secuencias de acuerdo a determinados patrones que evolucionan y, a veces, se repiten. Estos patrones tienen una caracterización geométrica a veces evidente y otras de difícil apreciación.
En este artículo se hace un recorrido por distintas manifestaciones del arte, ya sea pintura, escultura, fotografía, moda, arquitectura, ingeniería, artes decorativas y otras, recogiendo sus relaciones con los ritmos musicales y sus características geométricas.
Music and art constitute two of the most intimate and at the same time most universal forms of communication of the human being. Through them you can discover spiritual realities that no other language is able to express in all its magnitude.
Rhythm is the driving force behind music. Historically, it constituted, with all kinds of rudimentary instruments as a medium, the first organized musical expression of primitive man. Musically speaking, rhythm is the expression of the duration of sounds. Of course, just as not all sounds have the same height, neither do all sounds last for the same time. In addition, rhythm is the key musical element that is used to distinguish all musical styles or genres.
The use of rhythmic sequence as the basis of composition can also be applied to any other manifestation of art. It is precisely this rhythmic sequence that provides a certain personality to the work of art. Silences are also rhythms, just as they are in spoken language. It is necessary to resort to pauses or silences that help to better understand the text or any artistic manifestation.
In art it is possible to find relationships that establish measures of unity, similar to the musical compass. Thus, in the same way that the compass divides a composition into parts of equal duration, establishing a periodic and regular order, in painting or sculpture proportions and sequences can be established according to certain patterns that evolve and, sometimes, are repeated. These patterns have a geometric characterization sometimes evident and others difficult to appreciate.
This article takes a tour of different manifestations of art, whether painting, sculpture, photography, fashion, architecture, engineering, decorative arts and others, collecting their relationships with musical rhythms and their geometric characteristics.
© 2008-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados