Cuando mirando el firmamento en una noche despejada, tenemos la sensación de que las estrellas son puntos luminosos situados sobre una esfera. Podemos describir la posición de cada punto mediante dos ángulos, al igual que la latitud y la longitud nos permiten describir nuestra posición sobre la Tierra. Sin embargo, algunos de esos puntos de la “esfera celeste” están miles o millones de veces más alejados de nosotros que otros. Uno podría pensar que las estrellas más brillantes son las más cercanas, pero no siempre es así: por ejemplo, Betelgeuse está a 640 años-luz de nosotros y, sin embargo, es mucho más brillante que ε Eridani, que está a tan solo 10 años-luz de nosotros. Esto desencadena una de las preguntas más fundamentales en astrofísica: ¿cómo podemos medir la distancia a las estrellas?.
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