Después de cien años de constantes avances tecnológicos, el automóvil se ha convertido en una parte inseparable de la vida económica y social. En palabras de la propia Comisión, el automóvil, al facilitar el movimiento de mercancías y de ciudadanos, ha contribuido en gran medida a elevar las libertades de la democracia. Sin embargo, el precio de esta libertad se ha traducido en muertos, heridos, daños económicos y contaminación. Como si fuera una enfermedad endémica, el automóvil ha sido el instrumento por el cual, solamente en la Comunidad Europea, aproximadamente 55.000 personas mueren cada año en accidentes de tráfico, y por lo menos tres veces más quedan minusválidas. Además de las desgracias humanas, se estiman unas pérdidas económicas de 3.000 millones de ECUs por año, lo que corresponde a un 10 por 100 del presupuesto actual de la Comunidad.
© 2008-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados