El aún reciente, pero ya lejano, Censo de 2011 ha supuesto algunos importantes cambios en la cantidad y la utilidad de la información estadística sobre la población española. Como suele ocurrir siempre que el INE da a conocer nuevos datos, con la publicación de los del Censo de 2011 se han manifestado algunas dudas sobre su fiabilidad y críticas sobre la adecuación de la información producida.
La controversia sobre el último Censo comenzó con el Proyecto Censal, que anunciaba un cambio sustancial en su naturaleza como fuente estadística al perder la condición de recuento universal. Pero el nuevo procedimiento de obtención de la información, aprovechando registros administrativos existentes y utilizando una encuesta, se justifica por una mayor eficiencia de la operación censal y por la mejora de algunos aspectos técnicos y de contenidos. Probablemente el menor nivel de detalle conceptual y espacial de la información provoca la mayor parte de las críticas y de las quejas por la insuficiente utilidad de los datos publicados para el análisis urbanístico y territorial.
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