Iván Agulló Rodenas
, Enrique Fernández Borja
A principios del siglo XX surgen dos teorías llamadas a revolucionar toda la estructura conceptual de la física, la relatividad especial y la mecánica cuántica. Ambas teorías trastocan de forma radical la forma en la cual hemos de entender la naturaleza.
Estos nuevos esquemas conceptuales se establecen epistemológicamente como teorías marco, es decir, la naturaleza se comporta de tal modo que todos los procesos están descritos por teorías que han de ser coherentes con los principios que imponen tanto la relatividad especial como la mecánica cuántica.
Lo que vamos a intentar exponer en este trabajo es cómo el intento de hacer compatibles ambos esquemas teóricos, relatividad y mecánica cuántica, nos va a llevar, de forma inevitable, a la construcción de una nueva teoría más general, la Teoría Cuántica de Campos, la cual constituye la base teórica más potente, globalmente aceptada, que posee la física teórica en estos momentos y sobre la cual descansan todas las grandes teorías que describen tanto las partículas elementales como las interacciones entre ellas.
De tal modo que la Teoría Cuántica de Campos no es más que la teoría de la mecánica cuántica relativista, pero, como sucede a menudo, el todo es algo más que la suma de las partes. Es por esto que la Teoría Cuántica de Campos hace aparecer aspectos de la naturaleza hasta entonces desconocidos y que pronto se comprobaron experimentalmente, como puede ser la existencia de antimateria, la naturaleza del espin, etc, lo cual dio a esta teoría un éxito sin precedentes que aún conserva hoy día.
Por todo lo dicho anteriormente el planteamiento de este trabajo no puede ser otro que comenzar presentando de forma breve el corazón de la mecánica cuántica y de la relatividad, a partir de esto ver qué problemas de incompatibilidad presentan y finalmente en el intento de salvar sus diferencias nos encontraremos con la Teoría Cuántica de Campos y con todos sus triunfos.
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