En el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, se plantean numerosos cambios en las metodologías docentes. Así, se ha planteado la evaluación continua como un buen sistema para valorar la adquisición de competencias, al tiempo que este sistema habitualmente es enriquecido y complementado con características de sistemas de evaluación sumativa, formativa, etc. En la adopción de un nuevo sistema de evaluación, lógicamente los docentes se plantean diversas cuestiones como la metaevaluación del sistema y, en este caso concreto, la eventual determinación de indicadores de rendimiento o dedicación individual y grupal.
En este artículo abordamos, partiendo de una experiencia concreta en la Universidad de Salamanca, distintos resultados y reflexiones en torno a estas dos cuestiones.
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