Los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones están obligando a redefinir la figura del docente y a replantearse los modos tradicionales de impartir docencia. En este artículo se cuestiona la función de la Universidad y se analiza la problemática de la enseñanza universitaria y el nuevo rol del docente dentro el contexto socio-económico y tecnológico actual. En particular, se defiende el abandono de su función tradicional como transmisor principal de conocimiento para el alumno, en favor de un papel de mediador en el proceso de aprendizaje de éste, quien pasa a ser protagonista activo. Asimismo, se propone la incorporación a la función docente de objetivos en cuanto a actitudes. Estos objetivos perseguirían el desarrollo del llamado "espíritu universitario", entendido éste como una serie de valores que la Universidad debería poder transmitir a los estudiantes, independientemente del grado de aprovechamiento académico y de los conocimientos adquiridos por éstos en su paso por la institución.
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