Para Achille Bonito, Picasso representa la figura del artista caníbal, de un genio ecléctico que no se abandona al estilo, sino que se entrega a la mutación de las formas. En este sentido, el genio de Picasso se define por ser un devorador del arte que bebe de todas las fuentes, tanto del presente como del pasado y hasta del futuro. Dirige y crea fragmentos y detalles de toda la historia del arte: desde la primitiva hasta nuestros días.
A pesar de todo, continúa siendo un artista contemporáneo que consigue enfrentarse a las tragedias de nuestra historia. Picasso absorbe, en sus formas, el deseo creativo de otros artistas, convirtiendo dicha absorción en su poesía y su declaración de guerra a la historia del arte.
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